Recortes en Ciencia: entrevista con Isabel Gemio

Isabel Gemio me entrevistó ayer en el programa «Te doy mi palabra» de Onda Cero.

Hablamos sobre la carta al rey, el artículo «Zapatero, Rajoy, Relatividad y Mecánica Cuántica» y la «Carta Abierta por la Ciencia». Aquí os dejo la grabación:

¡Bienvenidos!

¡Hola chicos y chicas!

Os escribo lleno de ilusión para compartir con vosotros un proyecto que hoy comienza. Antes de revelar más detalles, las siguientes líneas explican el necesario contexto histórico.

Un fantasma recorre Europa. Mientras zozobra el futuro político del continente, un espíritu pálido, lúgubre y motorizado, atraviesa las sombrías llanuras del East Anglia. Mitad hombre, mitad máquina. ¿Mitad tartamudo?, ya le gustaría. Stephen Hawkings ha escapado de su retiro.

¿Qué asunto agita al viejo Stephen? ¿Qué suceso roba el sueño a los habitantes del Cambridgeshire? ¿Qué pesar aflige a sus mozas casaderas?

Tras dos años de espléndido reinado, Alberto I de Sicilia abandona Cambridge para instalarse en Madrid.

Si la burbuja inmobiliaria, la crisis financiera y la bancarrota fiscal no fueron suficientes, ahora llega el Sici. Tiembla Mariano y cierra España.

Estoy muy ilusionado por esta etapa de la vida que ahora se inicia. Tras cinco años en París y dos en Inglaterra -y a pesar de ciertas dudas iniciales- es un reto fascinante volver a la tierra que me parió. Durante los últimos meses he desarrollado una visceral de necesidad de escribir, además de una extraña confianza frente al folio en blanco. En este momento de cambios, ¡es preciso comenzar un blog!

El esqueleto del blog estará constituido por argumentos, discursos, artículos, ensayos que nos iluminen sobre la condición de la tribu humana. Me interesan especialmente las ideas que atacan la realidad desde ángulos incómodos, las miradas que, superando aristas y prejucios, nos hacen descubrir las facetas menos visitadas de un problema. No faltarán canciones, poemas, fotografías y vídeos que nos emocionen. Pero mi propósito fundamental será arrancaros una sonrisa porque, como reza la cabecera, reir es lo propio del ser humano.

Llegados a este punto, sé que muchos os preguntáis: ¿pero qué lugar ocupa tu blog en la Historia de la Filosofía Occidental?

En 1644, René Descartes rompió con dos mil años de tradición aristotélica al publicar «Principia Philosophiae». Cincuenta años más tarde, Isaac Newton cambió nuestra comprensión del mundo en sus «Principia Philosophiae Naturalis». Durante la primera década del siglo XX, Bertrand Rusell y Alfred Whitehead refundaron la Lógica en «Principia Mathematica».

A partir de hoy, Albertito transformará vuestro entendimiento del Mundo, el Universo, y Todo-Lo-Demás.

Bienvenidos a Principia Marsupia.

www.principiamarsupia.wordpress.com

Y ahora, confieso el auténtico propósito de este email: ¡necesito que me ayudéis a darle un poquito de publicidad!

¿No sabes que regalar por Navidades a tu tía, la de Argamasilla de Masa? ¡Una suscripción RSS al Principia Marsupia es el obsequio perfecto! ¿Tu compañero de despacho te mira raro porque ríes mientras lees este email? ¡Comparte tu alegría y dile que se apunte al Principia Marsupia! ¿Te mola el monitor de tu gimnasio pero no has encontrado aún la manera de comenzar una conversación? ¡Venga y cuéntale que has descubierto el Principia Marsupia! ¿Que el abuelo está ciego? ¡Pues léele el Principia Marsupia en voz alta!

Como proyecto declarado de utilidad pública, el diseño de este blog también incluye un concienzudo plan ante accidentes y emergencias. Si perdemos lectores, la maniobra para recuperarlos consistirá en exponer mis investigaciones en Teoría Cuántica de Campos Relativistas Supersimétricos. Una estrategia avalada por años de gloria en discotecas de media Europa.

Para comenzar, he subido tres anécdotas vitales que algunos ya conocéis: la boda de mi amigo italiano en Poloniael accidente con la bici y mi reacción a la oferta de trabajo en la Universidad Cambridge. Anécdotas que, en cierto barrio de Santander de cuyo nombre no quiero acordarme, son popularmente conocidas como «Siciliadas». (La pronunciación correcta requiere incidir en la pausa intermedia: «Sici-liadas»).

Cuatro personas, que no se conocen entre sí, encendieron -sin saberlo- la llama de este proyecto. Corso, Del Pino, Cárdenes y Martuqui: lo que de aquí salga, es vuestra absoluta responsabilidad.

Un besazo a todos… y bienvenidos!

Desmemorias de un accidente

[Copia de un email que envié a mis amigos el 13 de Octubre de 2010]

Problema: Un automóvil parte del punto «A» con velocidad de 30 km/h. Una bicicleta, que ha salido del punto «B», circula con movimiento uniforme y rectilíneo a 20km/h. El automóvil se salta un stop y las trayectorias de ambos vehículos se interceptan, con ángulo recto, en el punto «C».

Pregunta: ¿Cómo se apellida el ciclista?

Solución: Sicilia.

No me pasó nada de nada. Un par de volteretas en el asfalto, pero ni un rasguño. Así que no preocuparse, que soy de a menos de 100 km. de Bilbao, la hostia. Tuve mucha suerte, porque en mi actual situación económica, hasta el testamento me hubiese salido a pagar.

El conductor decidió no parar y dejarme tirado en el asfalto. Que le vamos a hacer, el hombre no era un fans de Mahatma Gandhi. La policía lo detuvo mansamente 200 metros más adelante. Esto sí que me dolió: si me atropellas a lo James Bond, lúchate al menos una persecución policial digna. Un mínimo de estilo por respeto a la víctima.

Resultó ser un chinillo de unos 60 años, diminuto y con aire inofensivo. La policía no me permitió acercarme a saludarle. Incomprensible, pues yo sólo quería pedirle un autógrafo al señor Miyagui.

El médico de la ambulancia me miró el cuello, y luego me pidió que hablase un poco. Se quedó blanco. Imagínate: el tipo estaba esperando una frase en el inmaculado inglés del Cambridgeshire y lo que salió fue un gruñido en mi peculiar dialecto neanderthaliensis. Por un instante, debió pensar que me había destrozado el cortex frontal. Su angustia desapareció al tiempo que subrayaba lo evidente: «Sir, you’re not english, right?».

Más verguenzoso fue responder a su siguiente pregunta: «How do you feel?». El cuerpo me dolía por todos lados, algo que parece razonable tras hostia semejante. Pero, lo que me preocupaba de verdad, es que me había entrado un hambre atroz. En situaciones de estrés, hay quienes se ponen violentos. A otros les da por llorar sin control. A mí, por lo visto, me entran ganas de comer. «Hungry, very, very hungry». Al médico lo que le entraron fueron unas ganas tremendas de descojonarse. No se cortó un ápice el muy cabrón.

He dicho antes que tuve suerte. Quizás estoy equivocado. En términos profesionales, desperdicié la oportunidad de ponerme al nivel de Stephen Hawkings. En términos económicos, también hubiese sido muy injusto morir en ese accidente: con el dinero que me gasto en tabaco, me merezco, al menos, un cáncer. Y desde la perspectiva geopolítica, mi muerte hubiese sido profundamente irónica: atropellado por un chino el día después de que otro chino recibiese el Nobel de la Paz por primera vez en la historia.

Cuando suceden estas cosas, reconsideras tu existencia. Después de tres días de profunda y sincera introspección, he llegado a la conclusión que sólo cambiaría dos cosas de mi pasado. Si hubiese sabido que podía haber sido el último desayuno, en vez de unas miserables galletas del Carrefour, me hubiese enchufado unas tostadas de caviar y tomate. También me habría afeitado y cortado las uñas. Para estar presentable en la autopsia. Que los médicos pudiesen decir: respirar, no respira, y feo, mira que era feo el condenado, pero oyes, que arregladico y aseao.

Notas de un finde en Wrocław

[Copia de un email que envié a mis amigos el 30 de Agosto de 2010]

#1.- En el vuelo de Ryanair, las azafatas venden (por este orden): periódicos, refrescos, pizzas, café, colonias, cigarrillos sin humo y tarjetas rasca-rasca. Mi propuesta: no dejen las cosas a medias, y cambien las azafatas por pescaderas. “Niña, ¡pero mira que merluza más fresca traigo!”.

#2.- El único sitio abierto para cenar en el centro de Worcław es un Kentucky Fried Chicken. Del “Pacto de Varsovia” al “Menú Búfalo de Alitas Picantes”. Delicioso.

#3.- En el hotel, turistas franceses quejándose. Tautología. En el hotel, turistas franceses.

#4.- La camarera me cuenta que hizo un Erasmus en Sevilla. Hecho curioso: el castellano, hablado con acentos polaco y andaluz a la vez, suena como a gallego. O quizás, era de Vigo, rubia y vacilona.

#5.- La plaza está repleta de carteles conmemorando a Lech Walesa. Líder sindicalista soviético del metal y amigo íntimo del Papa Wojtyla, que transformó un estado comunista al capitalismo. Ironías del materialismo histórico.

#6.- En la estación de tren, un grupo de chicos judíos que han venido a visitar Auschwitz. Al menos, esta vez podrán viajar sentados.

#7.- Los polacos son gentes relajadas. Con Alemania de un lado y Rusia del otro, si te tomas las cosas muy a pecho, te acabarías llevando un disgusto.

#8.- Esta es la ciudad de Nicolás Copernico. El astrónomo que descubrió, en el siglo XV, que la Tierra gira alrededor del Sol. Aquí seguimos Nicolás, orbitando. Y que dure.

#9.- La avenida principal de Wrocław se llama Oławska. Les pregunto porque no le pusieron Castełłanska. No pillan el chiste.

#10.- Siniestro Total por la megafonía del Zara de la calle Krawiecka. Propongo actualizar el panteón nacional. Olvidemos a Santiago Matamoros. Adoremos a Amancio Vendetelas.

#11.- Boda de italiano con polaca. La Mamma hace saber que hubiese preferido una nuera italiana. Daños colaterales de la Europa sin fronteras.

#12.- Boda de italiano con polaca. Tratando de suavizar la situación, le explico a la Mamma que, volteando la “p” de «polonia», te queda «bolonia». Mirado con la perspectiva adecuada, todo queda en casa. No le hace ni buta gracia.

#13.- Boda de italiano con polaca. “Lo que Dios ha unido, que no lo separe el vodka”. Estos curas del Este no fueron al mismo seminario que Rouco.

#14.- Boda de italiano con polaca. En la cena, los italianos de un lado, los polacos del otro, y en el centro nuestra mesa: un americano, un iraní, un sueco y un español. Estuvimos toda la noche intentando recordar el chiste.

#15.- Boda de italiano con polaca. Nuestro amigo Sarfraz posee las dos características que te permiten disfrutar de un tratamiento VIP en cualquier aeropuerto del mundo: ser físico nuclear y ser iraní.

#16.- Boda de italiano con polaca. Lo malo de ser el único español es que mis imitaciones del Risitas, con el diente fuera, no hacen gracia. Naufraga mi único talento lúdico festivo.

#17.- Boda de italiano con polaca. Abuela italiana, visiblemente perjudicada, que se levanta y propone un brindis por Don Silvio. Español, aún más perjudicado, que toma el relevo y propone un brindis por que Don Silvio le organize su despedida de soltero.

#18.- Boda de italiano con polaca. Vodkas más tarde, recuerdo una enseñanza de mi amigo Fran, el filósofo. “Albertito, hormonamos a los quince, y ahí seguimos”.

#19.- Boda de italiano con polaca. El peligro de venirte arriba: desafías a chupitos al tío Jurek. El tío Jurek dice ser minero en Lodtz, pero podría pasar por foca monje en el Báltico.

#20.- Momento Sicilia: Sicilia mete las llaves dentro de la taquilla y cierra el candado. Momento recepción: “Disculpe, no tenemos copias de la llaves de los candados”. Momento aterriza-como-puedas: Sicilia desmontando una taquilla metálica a destornillador y tenazas, una hora antes de que salga el avión.

Cambridge y yo

[Copia de un email que envié a mis amigos el 10 de Marzo de 2009, tras aceptar la oferta de trabajo en la Universidad de Cambridge]

Queridos amigos,

Una época de terrible oscuridad y caos se cierne sobre el futuro de la Humanidad. Mucho más grave que la crisis del sistema financiero, más preocupante que el calentamiento global, más alarmante que la sequía goleadora del pipa Higuaín.

Las tinieblas envuelven los cimientos de la civilización. Ciencia y la Razón han sido cegadas.

Completa la serie de grandes pensadores en la historia de la Universidad de Cambridge: Francis Bacon, Isaac Newton, James Clerk Maxwell, Charles Darwin, Alan Turing, Bertrand Russell, Niels Bohr, Stephen Hawking y ….

Sí, amigos, sí. La pesadilla se confirma. Cambridge University me ha contratado a mí.

Ochocientos años y 83 Premios Nobel más tarde, la credibilidad de una de las instituciones más prestigiosas del mundo se derrumba con estrépito.

Numerosos rumores tratan de justificar el escándalo. Pero una hipótesis toma fuerza: Stephen Hawking necesita un porno chacho.

Mis dudas se multiplican: Stephen Hawking,  ¿va a pilas, o tengo que enchufarlo? Y en tal caso, ¿qué hacer si pierdo el cargador?

¿Tendré que aprender, yo también, a resolver ecuaciones moviendo sólo las pupilas? ¿Me prestará la silla para fardar en las discotecas? ¿Podré tunearla?

Pero sobre todo: ¿que ocurriría si Stephen Hawking habla, mejor dicho, comprende el castellano y alguno de vosotros le reenvia este email?

¿Me perseguirá con su mirada?